Bandung, Java

Este fin de semana, hemos estado en Bandung, una ciudad a 150km de Jakarta conocida por ser un centro de compras y donde supuestamente nació el concepto de outlet a nivel mundial. Sobre este último punto tengo mis dudas pero es lo que se dice. Como un colega y yo seguimos en modo ahorro, allí que nos fuimos como plan barato. Pero nuestra visita a Bandung viene condicionada por un evento previo: una boda.

Da la casualidad que una compañera de trabajo indonesia nos invitó el anterior fin de semana a la boda de una de sus mejores amigas en Jakarta. Nosotros encantados, todo lo que sea conocer mejor la cultura local siempre viene bien. La boda empezaba a las 7 de la mañana, por el rito musulmán (recuerdo que Indonesia es el país con más musulmanes del mundo y es la religión mayoritaria aquí). Nosotros fuimos directamente al post, tampoco nos merecía levantarnos a las 5.30 de la mañana.

Llegamos directamente al banquete a eso de las 12. Olvidaos de todo lo que asociéis en vuestra cabeza a banquete de boda. Era completamente diferente. Los novios estaban sentados en un altar con miles de elementos decorativos, vestidos con unos trajes que realmente mostraban un curro previo además de calor insufrible. Allí se quedaban varias horas, junto con los padres de ambos, mientras les hacían danzas tradicionales y todo el mundo hacía cola para saludarles y darles la enhorabuena.

A los hombres, véase los 2 padres y el novio, se les saludaba haciendo una especie de reverencia con las 2 manos como si estuvieses rezando mientras decías “selamat” (algo así como enhorabuena) y ellos juntaban sus manos con las tuyas. A las mujeres se les hacía el mismo saludo, pero cero contacto.

Bueno, y todo esto a qué viene? A que allí conocimos a otra amiga de nuestra compañera de trabajo que trabajó en España y a su marido, un chico español y que viven en Bandung. Aunque ya teníamos intención de ir a Bandung, ellos nos lo hicieron más fácil invitándonos a su casa y ofreciéndonos su ayuda a conocer el entorno, así que desde ya, muchas gracias a los dos que se portaron genial con nosotros.

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Haciendo cola para el saludo

Haciendo cola para el saludo

Los novios saludando

Los novios saludando

Aunque dudo que alguien lo echara de menos, ahí va el mapa de orientación, donde se puede ver la distancia entre Jakarta y Bandung, ambas ciudades en la isla de Java.

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Por un malentendido lingüístico, acabamos saliendo el sábado un poco tarde, a eso de las 12 del mediodía hacia allí. Aquí el lunes era fiesta y desde días antes todos los trenes, tanto de ida como de vuelta, estaban completos. Nos habían advertido de mil formas sobre el tráfico entre las dos ciudades los fines de semana, pero no dejó de sorprendernos. Tardamos 4h30 en hacer 150km. De todos modos fuimos en un minibús muy cómodamente. Se había complicado todavía más al ser un fin de semana de 3 días.

Minibús

Minibús

Inundaciones a las afueras de Jakarta

Inundaciones a las afueras de Jakarta

Poco pudimos hacer de lo que teníamos planeado debido a la masa de turisteo jakartiano que decidió ir a Bandung a pasar el fin de semana como nosotros. A pesar de ello, pudimos apreciar la naturaleza que rodea a Bandung, una refrescante sensación de 5 grados menos que en Jakarta sin esa humedad pegajosa a la que estamos acostumbrados (dormí tapado tras casi 3 meses, ahí queda eso) y una variedad gastronómica a precios nada dañinos para el bolsillo.

La primera noche, después de ver un poco los outlets de ropa de una de las calles más transitadas de Bandung, cenamos en un restaurante coreano (bastante curioso por cierto) y nos fuimos para casa a dormir ya que sabíamos que al día siguiente nos iba a tocar madrugar.

A las 7 arriba y rápidamente a desayunar a un sitio cerca de la casa antes de que se formara tráfico.

Donde desayunamos

Donde desayunamos

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Aunque después de desayunar ya había bastante tráfico, no era nada comparado con lo que nos esperaba después. Fuimos a ver el volcán de Bandung, que está activo para variar, el Kawah Ratu (la traducción del bahasa sería Cráter Reina o Cráter de la Reina, depende de cómo se mire).

Por el camino y por seguir la tradición, nos encontramos con unos paisajes increíbles, verdes de otro mundo, arrozales y otros cultivos, gente rural de los pueblos que íbamos pasando (tengo que ir seriamente a conocer pueblos pequeños indonesios con toda la calma)…

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Probablemente no le pillé en el mejor momento…

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La señal ya dice cómo era el camino

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Arrozales

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Ayam Goreng significa Pollo Frito

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Aquí se lleva mucho lo de ir tropocientos en un coche

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Un par de cosas que quería aclarar. La primera, los indonesios, como ya he dicho en alguna otra ocasión, tienen todo el tiempo del mundo. Las prisas no es que no sean buenas, es que simplemente no existen. Es por ello, que llevan en general una vida muy tranquila y se pueden tirar horas y horas fuera de los pequeños negocios que se apelotonan uno tras otro en fila. La segunda, la postura por excelencia de los indonesios. Es como llevar al extremo el estar de cuclillas. Digamos que es como una sentadilla continua dejando a 1 centímetro las posaderas del suelo. Llama la atención porque no es nada cómoda, al menos para alguien occidental, pero aquí TODO EL MUNDO lo hace. Al día puedo ver a 50 personas así en la calle, aunque también les puedes ver durmiendo encima de una moto o echando una cabezadita en cualquier parte, pero es otra historia y le tendré que dedicar otro post.

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Sentados fuera de cada tienda

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La postura por excelencia en Indonesia

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Da igual dónde estén, la posición siempre es la misma

 

 

Volviendo a lo de antes, llegamos al cráter. Olía a azufre de lo lindo y todo kiski iba con mascarilla, pero es que aquí todo el mundo va con una por la calle. Había muchísima gente, todos concentrados en la misma zona, pero a nada que rodearas el cráter te encontrabas prácticamente solo enfrente de él. Un espectáculo.

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Se ve que está activo

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Indonesios de turisteo

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Panorámica del cráter

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Mercadillo en el cráter

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Los pobres caballos que los tienen disfrazados dando vueltas al cráter

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Pretendíamos ir a la jungla, pero el tráfico nos lo impidió. Aquí batimos nuevo récord, 2h30 en hacer algo así como 30km. Así que fuimos directamente a un restaurante/galería de arte/mirador/música en directo/centro social a las afueras de Bandung donde se come muy bien y a buen precio (4 personas unos 22€ con café).

Panorámica desde el restaurante

Panorámica desde el restaurante

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Bandung a lo lejos

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El jardín del restaurante

Justo al salir del restaurante empezó otra tromba indonesia de esas de las que en cuestión de segundos pareces un anfibio con cara de tonto. Pero bueno, que llegamos al coche, soportamos otro rato de atasco monumental y llegamos a casa. Pedimos cena típica para cenar a domicilio y a la cama. Recuerdo el silencio cenando en el porche de la casa, que está como en una colina de Bandung. En Jakarta lo del silencio no se lleva, así que nos quedamos embobados un rato más después de cenar tranquilamente.

A la mañana siguiente y sabiendo que no había un mísero hueco libre ni en tren ni en autobús para volver, decidimos ir a la estación de autobuses a probar suerte y apuntarnos a la lista de espera por si había alguna baja de última hora. Previamente, fuimos a desayunar (engullir diría yo). Creo que no había desayunado tanto en mi vida. Para colmo, si publicabas en twitter una foto de tu desayuno, te regalaban una megacookie. Sí, como bichos salvajes que somos, lo hicimos, aunque yo me tuve que guardar la galleta para Jakarta porque iba a explotar.

Desayuno

Desayuno

Tuvimos suerte y pudimos montar en un autobús esperando sólo 40 minutos. El viaje duró 4h, muchísimo mejor de lo que nos habían augurado (7h) así que por una vez llegamos a las 5 de la tarde a casa y no a las tantas como solemos llegar de todos los viajes.

Nos quedaron cosas por ver en Bandung por culpa del tráfico, pero lo disfrutamos igualmente, sobre todo gracias a los anfitriones a los que vuelvo a agradecer su ayuda.

Ez da ia ezer geratzen Aste Santuko oporretarako, ta egun horietan egingo dudan bidaia, BIDAIA izango da, edo halaxe espero dut behintzat. Beti bezala eskerrik asko irakurtzeagatik, besarkada handi bat Jakartatik ta hurrengo sarrerara arte!

 

 

 

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